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El invisible proceso que da lugar al embarazo

Aunque normalmente se resume en “el óvulo se fertiliza y se implanta”, el proceso que da comienzo al embarazo es igual de complejo que el propio embarazo y, a menudo, decisivo para que este se produzca.


Según los expertos, hasta 1 de cada 3 óvulos que se fecundan no llegan a quedar implantados en el útero o van a terminar como un aborto espontáneo que sucede incluso antes de la implantación. Y es que, todo el proceso que sucede desde el momento en el que el óvulo parte del ovario hasta que se queda adherido e implantado en el útero es mucho más complejo de lo que se suele pensar.

En un momento social como el que se está viviendo a nivel global y nacional, en el cual la ciencia y la política se empeñan cada vez más en determinar cuándo realmente comienza la vida, conocer y entender cómo es el proceso que da inicio al embarazo es una pieza clave en el dilema.

UN PROCESO INVISIBLE Y COMPLEJO
En muchos casos, la educación sexual reduce y simplifica el inicio del embarazo a decir que el óvulo producido por el ovario se fecunda en el tubo interino y se adhiere al útero, donde comienza a desarrollarse el embrión. Sin embargo, antes de esa fecundación, existe una serie de procesos que el óvulo tiene que desarrollar para alcanzar ese punto en las condiciones adecuadas para enfrentarse a la fecundación. 

De la misma forma, tras la unión entre espermatozoide y óvulo, el viaje por el tubo interino continúa involucrando diferentes fases cruciales para que el cigoto pueda desarrollarse y que permiten que, al final de este proceso, una persona pueda dar positivo en un test de embarazo. 

El tiempo que pasa entre la salida del óvulo del ovario y el momento en el que es posible una confirmación de embarazo por parte de un test es de, como mínimo, 6 días. En todo ese tiempo ocurre una ovulación, la fertilización, la división, el viaje por los tubos uterinos, la complejidad de la entrada en el útero y, finalmente, la implantación en el endometrio del útero.

DÍA 0: LA OVULACIÓN
Para un individuo con genitales femeninos, desde la llegada a la pubertad comienza un proceso conocido como ovulación. Es a partir de este momento cuando, en los casos de ciclo regular, una vez al mes un pequeño óvulo que está desarrollándose en el ovario, alcanza su punto de máxima maduración y abandona la cápsula que lo mantiene aislado para adentrarse en el tubo uterino.

Los óvulos no se crean: un individuo que nace con ovarios, nacerá ya con todos los óvulos que tendrá a lo largo de su vida, es decir, entre 1 millón y 2 millones. Cada mes del ciclo menstrual, cerca de 1.000 óvulos se activan, pero solo 1 de ellos, o dos en algunos casos, alcanza el punto perfecto de maduración para abandonar el ovario.

Para salir al exterior, el óvulo es transportado por las llamadas fimbrias uterinas: unas terminaciones con forma de flecos que se encuentran en la parte más distante de la trompa de Falopio y que “abrazan” al ovario. El óvulo pasa a ellos y se desplaza por sus terminaciones hasta alcanzar una zona bien formada de la trompa. A su vez, el óvulo está protegido por dos capas: una más interna conocida como zona pelúcida (capa gelatinosa de proteína) y otra más externa llamada corona radiata (encargada de la nutrición del óvulo).

Desde el momento en el que el óvulo abandona el ovario, dispone de 24 horas de “vida útil”, en las cuales puede ocurrir la fertilización.

DÍA 1: LA FERTILIZACIÓN
Una vez el esperma se introduce en el útero, sube hasta las trompas y se desplaza por el tubo uterino buscando el óvulo. Si lo encuentra, los gametos masculinos se enfrentan a la difícil misión de entrar en contacto con él. Será necesario que los primeros en llegar rompan las capas protectoras del óvulo, es decir, la zona pelúcida y la corona radiata, sacrificándose y abriendo camino a los posteriores.

En el momento en que uno de ellos alcanza el corazón del óvulo, ninguno más lo hará, pues este será el encargado de emitir su material genético dentro. Este momento es conocido como fertilización, aunque erróneamente se le etiqueta popularmente como concepción, y ocurre menos de un día después de la salida del óvulo del ovario.

Cada óvulo y cada esperma cuenta con 23 cromosomas con material genético. Al juntarse y combinarse, dan lugar a una célula completamente nueva, creada como unión de ambos materiales genéticos, que contendrá los 46 cromosomas ordenados como pares de 23. Será esta combinación de información genética del óvulo y del espermatozoide la que, unida, dará lugar a una completamente nueva que definirá los cientos de características del nuevo individuo.

DÍAS 2, 3, Y 4: DIVISIÓN Y VIAJE
Unas 30 horas después de la fertilización y en un proceso muy lento, el cigoto unicelular comienza a dividirse mientras se va desplazando a lo largo del tubo uterino. Estas nuevas células, se conocen como blastómeros. Las divisiones en esta etapa de viaje se suceden hasta la creación de 12 o más blastómeros, momento en el cual sufren una compactación y pasan a llamarse mórula, cuya forma recuerda a la de una mora con las pequeñas circunferencias unidas. De hecho, su nombre procede del latín mulberry, con significado “forma de mora”.


Durante todo el viaje por las trompas y el tubo uterino, estas cavidades actúan como tubos impulsores. Las paredes se encuentran llenas de cilios, es decir, unas pequeñas estructuras que simulan ser colas que vibran y las cuales ayudan al desplazamiento del óvulo en todo su recorrido.

DÍA 5: ENTRADA EN EL ÚTERO
Cuatro días después de la fertilización, los blastómeros de la mórula se reordenan dando lugar a un nuevo tipo de conjunto de células conocida como blastocisto. Este presenta diferentes partes, como un estrato envolvente, una cavidad interna y una acumulación celular en uno de sus polos. De todas estas, algunas se convertirán en placenta, y otras en el propio embrión. Es en este momento cuando el blastocisto alcanza el útero y abandona por fin el tubo de las trompas.

Además, mientras todo ese proceso de viaje y transporte ocurría, el útero estaba sufriendo una serie de cambios para prepararse para la llegada y facilitar la implantación el óvulo. Entre esas modificaciones, la que más destaca es el engrosamiento del endometrio. Este es un revestimiento muscular y hueco de la pelvis que cubre la pared interna del útero.

Representación feto
Parte del sistema inmune se sacrifica durante el embarazo
Así, alrededor de una semana después de la fecundación, el blastocisto se encuentra en la entrada del útero. Si el proceso de engrosamiento del endometrio ha finalizado y se ha producido con éxito, en los siguientes días el blastocisto conseguirá adherirse a él, implantarse, y comenzará el desarrollo embrionario. La vida útil del blastocisto, es decir, los días que puede permanecer el el útero antes de “morir” son cuatro, por lo que, si en ese momento no se ha implantado, por una u otra razón, será expulsado del cuerpo sin que la persona se entere de nada del proceso ocurrido.

DÍA 6: LA IMPLANTACIÓN
Hasta este punto, los efectos para la persona no existen, es decir, no ha experimentado ningún síntoma: el proceso es invisible incluso para los médicos. Pero con la implantación, todo cambia.

En este momento, el cuerpo comienza a prepararse para el desarrollo embrionario y el inicio de la situación de embarazo. El sistema endocrino empieza ahora a generar enormes cantidades de la hormona hCG, la cual está presente en la orina y es aquella detectable en un test de embarazo. Es también en este momento cuando, aquellas personas con un ciclo menstrual regular, habrán notado un cierto retraso en el periodo, primer síntoma de que, por fin, el embarazo está comenzando.

Fuente: Nathional Geographic España









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