lactancia

Lactancia prolongada

Prolongar la lactancia significa darle a tu hijo por más tiempo lo mejor de vos. Amamantándolo hasta los dos años, estás nutriendo su cuerpo y su corazón. La leche materna es un regalo perfecto que te da la naturaleza para fortalecer el vínculo que los une. Numerosos estudios coinciden en que los niños que toman teta de manera prolongada serán menos propensos a enfermarse y más inteligentes en el futuro.

Se están difundiendo cada vez más los beneficios de la lactancia materna y se habla mucho de la importancia que tiene amamantar de forma prolongada. Algunas mamás preguntan cuál es el momento indicado para el destete y lo que deben saber es que la duración será estipulada por la madre y el niño. Es algo muy personal, hay bebés se destetan solos y a otros no les queda otra alternativa porque son sus madres, quienes por distintas razones resuelven cortar la lactancia.

Hasta los seis meses de vida, el pequeño necesita alimentarse exclusivamente con leche materna, pero continuar amamantándolo hasta los dos años conlleva extraordinarios beneficios para la mamá y su hijo. La lactancia seguirá siendo una gran fuente de nutrientes, una vez que el niño comience a ingerir otros alimentos. Además, a través de la leche, la mamá inmuniza a su bebé para prevenir que se enferme, desarrolle alergias o tenga diarreas.

En nuestra sociedad todavía existen algunos prejuicios con respecto a la posibilidad de que una madre pueda dar la teta en la vía pública. Estas trabas atentan contra la lactancia materna prolongada. Las mamás no cuentan con lugares aptos para alimentar a sus pequeños en ambientes tranquilos y realmente cómodos. Miradas de desaprobación y opiniones negativas, que a veces ni siquiera pedimos, pueden influir en la decisión de abandonar la lactancia. De pronto el aluvión de consejos y comentarios desafortunados se vuelve imparable y sentimos que es muy difícil de manejar. Si esto te está pasando hacé oídos sordos y enfócate sólo en lo que vos pensás y crees que es mejor para tu hijo. Seguir adelante exitosamente es posible, si se adquieren seguridad y confianza y se sostiene la decisión con firmeza.

La cuestión estética también puede ser un freno a la hora de pensar en extender la lactancia. Los pechos crecen durante el embarazo y cuando se llenan de leche, por lo cual la piel se estira. Muchas mujeres temen que sus senos se caigan o se vean más flácidos una vez que finalice el periodo de lactancia y por ese motivo,  la interrumpen a los pocos meses de nacido el bebé o directamente optan por no amamantar. Afortunadamente, son más las mamás que toman conciencia y priorizan el bienestar de sus bebés por sobre el cuidado de la imagen.

La vuelta al trabajo también puede tomarse como un impedimento para continuar con la lactancia. Es cierto que puede resultar más sacrificado pero se puede sobrellevar con un poco de ingenio y organización.  Quienes verdaderamente se lo proponen pueden lograrlo mediante la extracción de la leche y tomando las horas de lactancia que legalmente le corresponden.

También, es muy común que las mamás que amamantan bajen mucho de peso y esto se debe no sólo a que dan el pecho sino también al desgaste que provoca la multiplicidad de tareas: atender al bebé, la casa, el trabajo, la familia, los amigos, entre otras. Por eso es fundamental que mantengan una alimentación saludable, comiendo muchos cereales y frutos secos para adquirir la energía extra que sus cuerpos  están requiriendo.

Sabías que?
Si bien el 95% de los recién nacidos en Argentina recibe leche materna, sólo el 54% de los bebés menores de seis meses de edad la recibe de forma exclusiva. Una vez cumplidos los seis meses, este porcentaje disminuye, ya que solamente un 30% de los bebés siguen siendo amamantados una vez que incorporan los alimentos.

Con el asesoramiento de Lía Uriburu. Puericultora





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