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Perder un embarazo


Elaborar la pérdida de un embarazo es muy complejo para cualquier mujer. Atravesar el duelo implica identificar las distintas emociones que se presentan, tales como la culpa, el enojo, el dolor, la vergüenza y la angustia. El tiempo que lleva este proceso es muy variable, puede ir de seis meses a 2 años aproximadamente y dependerá mucho de la personalidad que cada una tenga y de las circunstancias en las que se produzca la pérdida.

Cuando se pierde un embarazo, se pierden los sueños, las expectativas y los anhelos más profundos que la mujer había depositado en su bebé. La sensación que queda es de un enorme vacío en el nido. Con el tiempo esa mujer irá volviendo a sus actividades, retornará al trabajo y volverá a sonreir, pero ese dolor quedará por siempre en un lugarcito del corazón como una huella imborrable. Este tipo de dolor no se supera, simplemente se aprende a vivir con él.

Y en esta nota nos vamos a referir al duelo de la mujer, porque si bien a la pareja le afecta en gran medida la pérdida de un hijo, a ella le pasa por el cuerpo y esto tiene otras consecuencias. En otro artículo, más adelante, nos ocuparemos de cómo viven ellos esta situación.

Los familiares y amigos más cercanos se preguntan cuál es la mejor forma de contener o cuáles son las palabras adecuadas para decir en estos casos. Lo ideal es acompañar con la presencia y no usar frases hechas al estilo “Ya va a pasar, muy pronto vas a tener otro bebé”. Por lo general este tipo de comentarios suelen ser desafortunados y no son bien tomados por quien está sufriendo un dolor tan grande. Cada bebé es único, especial e insustituible.

Tener un aborto espontáneo antes de los tres meses de gestación es algo que sucede con gran frecuencia, sin embargo, cuando te sucede a vos las estadísticas no importan y surge la pregunta ¿por qué a mí?, ¿qué hice mal?, ¿no lo cuidé lo suficiente? dando lugar a la culpa y el desconsuelo. Es muy común que la mujer se sienta responsable o bien que busque culpables en el afuera, se enoje con todos y se haga planteos existenciales. Cuando el embarazo es más avanzado es aún más difícil de sobrellevar debido a que el vínculo con el bebé se ha ido fortaleciendo mes a mes.

Muchas veces, estos acontecimientos generan verdaderos cimbronazos en la pareja y aparecen conflictos que ponen en riesgo la estabilidad de la misma. Esto es habitual sobre todo en parejas que realizan tratamientos de fertilización asistida y que experimentan en repetidas ocasiones el dolor de la pérdida. El desgaste es muy grande y la angustia va en aumento a medida que pasa el tiempo y no se logra el objetivo.

Acudir a la consulta con un psicólogo puede ser de gran ayuda para la pareja que necesita acompañamiento terapéutico. Es muy positivo que ambos encuentren un espacio para expresar lo que les pasa, recibiendo la orientación adecuada.


 Con el asesoramiento de Soledad Lecuona. Licenciada en Psicología.  








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