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Puerperio ¡Volvé a conectar con tu cuerpo!

Después del parto la mamá inicia una etapa que se caracteriza por ser una gran montaña rusa de emociones y una enorme revolución de hormonas. Se trata del puerperio, un periodo en el que la sensibilidad está a flor de piel y en el que volver a conectar con el propio cuerpo puede resultar más complicado de lo que parece. 

En los últimos meses de tu vida has pasado por tres cuerpos diferentes. Uno era el que tenías antes de embarazarte, otro el que tomó forma durante la gestación y otro es el que tenés ahora que ya diste a luz a tu bebé. Con algo de buena genética, actividad física regular y alimentación saludable quizás este cuerpo se acerque en algún momento al que fue antes del embarazo, pero eso lleva su tiempo. Vemos que aparecen a diario en la televisión famosas que recuperan sus figuras a los dos meses del parto y esto desorienta y desestabiliza al común de las mujeres. No todas tienen acceso a las cirugías y tratamientos estéticos de última generación, no todas  pueden dedicar tanto tiempo y dinero a ponerse en forma con esa rapidez.  Por eso es importante no tener estos parámetros ni dejarse influenciar por los estereotipos de belleza que proyectan los medios de comunicación.

El embarazo deja marcas como las estrías, la celulitis o las cicatrices. Poder tomarlas como maravillosas huellas de la maternidad y llevarlas con orgullo es el puntapié inicial para volver a conectar con tu cuerpo aceptando tus nuevas formas desde el amor propio que cada una debe sentir por sí misma.

Si bien ser madre es una experiencia maravillosa para la mujer hay un lado poco feliz de la maternidad del poco se habla. Poder reconocer que se siente cansada, sola, triste o temerosa no la convierte en una peor mamá, sino que la conecta con sus verdaderas emociones y la llevan a vivir su maternidad de un modo más auténtico y pleno.

Quizás al principio nos cueste mirarnos al espejo y si lo hacemos desdeñaremos cada parte de nuestra figura que ya no tiene la forma que solía tener. Poder observar nuestro cuerpo desnudo frente al espejo y concentrarnos en los puntos positivos es también un buen comienzo. Siempre hay algo que no nos gusta, pero también tenemos algunos puntos favorables que vale la pena resaltar. Por ejemplo, un buen escote aprovechando que el busto está más grande que de costumbre.

Hacer ejercicios o actividades como la meditación y el yoga son herramientas muy útiles para conectar con el cuerpo. Nadar, bailar o salir a caminar al aire libre también te van a relajar y te van a desenchufar de las tareas cotidianas.

 

Nace un bebé, nace una mamá
El contacto piel a piel con tu bebé no solamente te permite mejorar el vínculo con tu hijo sino que además te conecta a vos misma con tu instinto maternal. Sentir su respiración, hablarle, abrazarlo y besarlo, hacerle caricias o tomarlo con ternura de la mano, harán que vayas conociendo a tu niño, pero también hará que te vayas conociendo como mamá con tus errores y aciertos. 


Con el asesoramiento de Roxana González. Doula. 







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