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¡Empezó a gatear!

Cuando el bebé comienza a gatear inicia una etapa fundamental en su crecimiento. Es un indicador claro del desarrollo adecuado de su inteligencia, sociabilidad y motricidad.

Los pediatras tienen en cuenta una serie de parámetros para controlar al bebé a nivel neurológico y neuromuscular y uno de ellos es el gateo, indicador claro de la evolución de su inteligencia, sociabilidad y motricidad.

Gateando adquiere cierta independencia, tiene más equilibrio y manejo de su cuerpo, coordina sus movimientos, se ubica en el espacio, calcula distancias y a través de sus sentidos, entra en contacto con objetos y personas. Se siente listo para salir a explorar el mundo.

La mayoría comienza a gatear a los 8 o 9 meses, pero no todos los niños son iguales, cada uno tiene su ritmo, algunos gatean antes y otros después. Incluso hay bebés que caminan sin haber gateado nunca y en ese caso, los papás no deben preocuparse ni ponerse ansiosos sólo tienen que estar atentos, acompañarlos y estimularlos.

Si el pequeño no gatea o lo hace de forma distinta, no deben alarmarse, pero sí conviene acudir a un especialista que pueda controlar el equilibrio y la fortaleza de los músculos del niño y descartar así cualquier enfermedad.

Beneficios
• Fortalece los músculos que el bebé necesita para tener equilibrio, poder pararse y mantener la columna recta con la postura adecuada.
• Hace posible que coordine y sincronice el movimiento de su brazo izquierdo con el pie derecho y viceversa.
• Le permite conquistar el espacio que lo rodea, calcular distancias e interactuar con los objetos y con las personas.
• Estimula sus sentidos. Gateando descubre texturas, colores y olores.
¿Cómo estimular el gateo?
Para estimularlo en este proceso se recomienda colocar al bebé boca abajo para que levante la cabeza y la mueva de lado a lado. De este modo irá fortaleciendo los músculos del cuello y adquiriendo la habilidad de rodar, gatear y sentarse.

Esta es una práctica que puede realizarse desde que el niño tiene un mes de vida. Inicialmente lo dejaremos boca abajo por un breve lapso de tiempo y a medida que va creciendo podrá quedarse más tiempo en esta posición, incluso pondremos a cierta distancia un mordillo o un juguete con sonido y colores llamativos para que los empuje o persiga.

Cabe destacar que nunca hay que colocar al bebé durmiendo boca abajo, ya que esto incrementa el riesgo de muerte súbita.

En el caso de los bebés prematuros, es probable que tarden un poquito más en ganar fuerza y en lograr ciertos movimientos, pero se espera que al año ya puedan gatear con facilidad, salvo los prematuros extremos quienes necesitan de trabajo fisioterapéutico y de estimulación precoz.

Es importante que papás y cuidadores manejen su ansiedad durante este periodo. Vivimos en una época acelerada pero debemos respetar los procesos de los niños y no forzarlos. Si bien es muy útil trabajar en la estimulación, es necesario tener claro que el bebé comenzará a gatear cuando se sienta seguro para hacerlo.

¡Cuidado bebé suelto!
Cuando comienza a gatear, descubre y explora un universo nuevo ¡pero también está expuesto a más peligros! Se deben mantener los espacios limpios y ordenados para que pueda desplazarse con comodidad y libertad.

¿Sabías que?

La Sociedad Argentina de Pediatría desaconseja el uso de andadores porque no ayudan al bebé a aprender a caminar y son muy peligrosos debido a que lo que exponen a accidentes como caídas, quemaduras, y lastimaduras, estando más a su alcance objetos que pueden dañarlo.

El andador incentiva al niño a que camine sin que todavía haya aprendido a manejar su cuerpo y lo lleva a saltear, por lo general, la etapa del gateo que es esencial en su desarrollo evolutivo.

Con el asesoramiento de Luis Cataldi. Médico pediatra.







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