nutrición
Consejos para establecer rutinas positivas con las comidas
En la maternidad, la alimentación se convierte en uno de los temas que más dudas genera. Desde los primeros purés hasta las comidas en familia, acompañar a un bebé o un niño pequeño en el descubrimiento de los alimentos es un proceso lleno de aprendizajes. Sin necesidad de ofrecer asesoramiento nutricional, sí podemos reflexionar sobre hábitos y dinámicas que ayudan a crear una relación sana y tranquila con la comida.
1. Crear un ambiente relajado y sin prisas
Las comidas pueden ser momentos especiales para conectar. Un ambiente calmado, sin pantallas y con presencia plena, ayuda a que el niño se sienta acompañado y seguro. Cuando las prisas desaparecen, la curiosidad surge de forma natural.
2. Respetar el ritmo de cada niño
Cada pequeño vive la alimentación a su manera. Algunos exploran rápido; otros necesitan más tiempo para adaptarse a nuevas texturas y sabores. Respetar su ritmo evita tensiones y favorece una experiencia positiva.
3. Involucrar al niño en pequeñas tareas
Invitar al niño a participar —según su edad— en acciones simples como lavar una fruta, mezclar ingredientes o colocar servilletas puede convertir la comida en un momento compartido, no solo en una obligación.
4. Hablar de la comida de forma positiva
El lenguaje que utilizamos influye en cómo los niños perciben los alimentos. En lugar de presionar con frases como “come más”, es más útil describir colores, aromas y sensaciones: “esta fruta está fresquita”, “el puré es suave y calentito”. Despertar curiosidad es más efectivo que imponer cantidades.
5. Establecer horarios flexibles pero consistentes
Las rutinas no tienen por qué ser estrictas, pero un orden aproximado ayuda al niño a anticipar los momentos del día. Saber cuándo llega la comida les da seguridad y reduce conflictos.
6. Dar ejemplo con hábitos familiares
Los niños observan todo. Cuando ven a los adultos disfrutar de la comida de manera equilibrada, variada y tranquila, tienden a imitar ese comportamiento. Las comidas en familia, aunque sean breves, fortalecen esta dinámica.
7. Evitar usar la comida como premio o castigo
Asociar alimentos a conductas puede crear tensiones y confusiones. En lugar de esto, es más valioso reforzar las conductas positivas con palabras, presencia y cariño.
8. Celebrar los avances sin presionar
Cada pequeño descubrimiento —probar un nuevo sabor, tocar una textura distinta, sentarse a la mesa un rato más— merece ser reconocido, pero sin convertirlo en exigencia. La idea es acompañar, no evaluar.